Con cualquier tiro de piedra haces una parada inesperada en mi puerta. Recerdo tus manos en mi costado, ayudándome a caminar cuando las fuerzas me fallaron. Recuedo el hueco que tus piernas me dejaban, tu pelo con un desorden improvisado y tu sonrisa traviesa que no avisa cuando de besar se trataba.
Lo recuerdo casi todo con una delizadeza absorbente, tanto, que me templa la piel, y me calienta las mejillas, tanto te recuerdo que no duermo y pienso en ti, y aún consiguiéndolo me vienes a la cabeza con tus martes, para enseñarme cuanto me querías.
Y ahora..., ahora solo me deseas, que me altera y me decepciona, me maravilla y me asusta, no hay un solo cuento narrado entre medias, ¿no lo recuerdas?, así eran nuestras noches, dolorosas entre los párpados y lejanas de tu cama a la mía, que los sueños acortaban.
A day to remember If it means a lot to you
Soy el trece de tu martes
miércoles, 11 de abril de 2012
martes, 13 de marzo de 2012
El manuscrito de un loco

lunes, 5 de marzo de 2012
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No quiero verme encerrada en la cárcel de mis propias palabras. Vuelvo a refugiarme en todo lo que no sé hacer. Me pierdo otra vez en lo de siempre.
¿Ya no va a haber más recuerdos?
¿No va a haber más risas por la noche?
¿Ni recuerdos todos los martes con canciones de Pereza?, ni canciones de estopa, bordillos, ni moratones.
Esa es la parte de ti que nunca me podrán quitar, la música.
jueves, 1 de marzo de 2012
Every morning the same shit.

Es nombrar casos izquierdos y se me caen las montañas, acumulando escombros sobre mi espalda.
La misma manera de hablar y abordar los temas, la misma manera de reír y pegarme esa risa, las mismas expresiones y cambios de tono. El prototipo de un ente idealizado que tiene tanta realidad que abruma. Y tanta lejanía que desespera.
miércoles, 29 de febrero de 2012
La pequeña muerte.
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele.
Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza.
Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza.
Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Así de poco importa...
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